Exposición del
Vicepresidente Segundo de la Legislatura sobre Tango y política del 45 al 60,
en el Salón Dorado.
El tango es lo más parecido al peronismo. El tango es una síntesis de más de 200 años de historia –desde el Virreinato del Río de la Plata y luego de nuestra independencia- porque nació allá lejos. Además, el tango tiene todos los elementos que de acuerdo a la época o a la etapa, uno puede encasillarlo y se va a equivocar, porque si uno define el tango como una cosa hacia adentro, cerrada, metida en los barrios, donde la mamá era la virgen, la novia era impoluta y el amigo era… Ese tango formó parte de una época, como formó parte de una época cuando pasa de los suburbios, de los malevos, de los orilleros, a cobrar una dimensión mucho más grande.
De Yira yira a
Piazolla
Y, en este periodo que va de los 40, a los 50, a los 60, es
donde se da un proceso muy rico. El tango Yira
yira, es para mí, uno de los himnos más emblemáticos de Discépolo. ¿Sabés cuándo lo
escribe? Inmediatamente después del golpe de Estado de Uriburu, del 30. Y creo
hay hechos que determinan y hay que profundizar en estos años: El 24 de junio
de 1934 muere Gardel, la incursión y la irrupción del peronismo –no decae el
peronismo, como se dijo, al peronismo lo voltean y sigue, por suerte, muy
vivificante, vivo, sólido y en avanzada-. Y después, en este periodo habría que
hablar de todo el proceso de los sesenta y me parece que hay una figura que
hoy, como el peronismo, sintetiza y genera –pasando de una cosa informal a algo
formal-, que es Piazzolla.
Discépolo: un gran
militante
Discépolo era un gran militante, como Hugo del Carril era un
gran militante, como Manzi era un militante, ya no estaban tan solo en esos
cafetines escribiendo. La actividad de Discépolo fue multifacética, este Salón
Dorado de la Legislatura y ahí atrás, donde está el parador de Evita, lo
conoció más Discépolo que todos nosotros, porque él venía acá, era íntimo de
Evita, venía a la Fundación.
El peronismo le da
modernidad al tango
El fenómeno más rico de esta etapa, que es la época de oro
del tango, arranca con este tema de Gardel. Elvio Botana cuenta que su papá
Natalio fue convocado por el presidente Justo en un momento de crisis muy
profunda, donde no había respuestas en función de cómo llegar al pueblo –que
irrumpía, todos los sectores que pedían protagonismo y participación-. ¿Y qué
hacen, qué le dice Botana a Justo? –Gardel, Gardel. Ya había muerto Gardel y
entonces desde el diario Crítica comienza todo un proceso donde la figura de
Gardel pasa a ser… ¿Sabés cuánto tiempo tardan en traer los restos de Gardel,
preparando el clima? Seis meses. Y cuando vienen los restos de Gardel, que es
multitudinario el velatorio, irrumpe por primera vez todo lo que era el tango,
desde los sectores populares, los de abajo, los del medio, los laburantes. Y
eso, obviamente, después con el peronismo explota. ¿Por qué? Porque el
peronismo le da modernidad, genera un proceso de un tango que está al alcance
de todos: es Castillo, es Manzi, es Discépolo, es Cátulo, Hugo del Carril,
Lomuto, Sciammarella, es una camada excepcional. Nelly Omar, Juanita Larrauri
–que es la primera que canta la Marcha Evita Capitana-. ¿Por qué pasó esto?
Porque en esa época los sábados cuando terminabas de laburar, te bañabas,
agarrabas a tu familia y no había barrio en el cual en el club del barrio no
actuara una orquesta típica. Y los carnavales eran multitudinarios. Todo el
mundo tenía la cultura, nadaba en cultura, vivía la cultura, cantaba… Éramos
todos poetas.
Tango y peronismo:
totalmente vivos
Perón, ¿sabés cómo definía a Discépolo? Como el más grande
poeta popular de la Argentina. Estamos hablando de la década del 40 al 50. Pero
este proceso se interrumpe, algunos se planteaban ¿muere el tango en el 55
cuando se provoca la caída del peronismo? Y viene ese otro proceso de los
sesenta donde irrumpen otras cosas ¿por qué? Porque pasamos de ese adentro
hacia la invasión de afuera y viene toda esa oleada de rock, jazz, el cine
sonoro yanqui –que, obviamente, mueve otras cosas-, pero, como con el peronismo,
podrán decir: ¿el tango está vivo? Totalmente vivo. Porque vino Piazzolla, que
irrumpe en un determinado momento y genera música contemporánea o de vanguardia.
Y, en realidad, vos hoy lo escuchás y se te cae un lagrimón. No hay diferencia
entre Piazzolla, Fresedo, D’Arienzo, Pugliese, Mores, en fin, podemos seguir
nombrando pero, está todo, el tango es todo, es una síntesis, es un compendio.
Y si estuviésemos vos y yo, ahora, en un café en París y suena un tango de
D’Arienzo o suena un tango de Piazzolla, se nos mueve la misma fibra. Lo que
vale es qué te provoca esta cultura y porqué esta cultura tiene esta vigencia.
Dante Gullo: “Nunca
dejamos lo anterior, aceptando lo nuevo”
“Soy parte de una generación que, obviamente, no conoció el
Parque Japonés. Pero esos años sesenta permitían que mi generación gustara de
La balsa o de Manal o de Almendra; pero qué pasaba, yo era joven y a mí me
gustaba escuchar a Los dos ángeles del tango: Dagostino, Angel Vargas. Pero en
los sesenta irrumpe con mucha fuerza y se genera una gran movida en los
jóvenes, sobre todo en los barrios, Julio Sosa. Los carnavales donde actuaba
Julio Sosa íbamos muy temprano, eran… En Comunicaciones, eran miles y miles y
miles de personas. Y éramos jóvenes pero ahí está ese punto de equilibrio que
nunca dejamos lo anterior, aceptando lo nuevo”, expresó el diputado de la
Ciudad de Buenos Aires.
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