Quiero decirles que hoy no vine como Presidenta, vine como militante y como una compañera más. Vine a acompañar y apoyar a los hombres y mujeres, a los compañeros y compañeras, a Daniel, a Carlos, a los compañeros que nos van a representar.
Este lugar me trae entrañables recuerdos: un 25 de febrero del 2003 en este escenario –con menos gente, creo… Vamos a decir la verdad, con bastante menos gente-, lanzamos el proyecto que gobierna la Argentina desde el 25 de mayo del año 2003, y hoy aquí estamos lanzando, desde este espacio político que nunca tuvo la responsabilidad de gobernar la ciudad, porque hay que aclararlo: nunca tuvo este proyecto la responsabilidad de gobernar esta ciudad. Por eso, con toda la historia, pero también por qué no decirlo, con toda la autoridad que nos dan estos años de transformación y de cambios inéditos en la República Argentina. Nadie podía imaginar en ese 2003 que hoy íbamos a vivir en el país que vivimos, más aún cuando vemos el mundo que nos rodea. Yo estoy tan orgullosa de que haya tantos jóvenes hoy acá sintiéndose parte.
Todos los argentinos, piensen como piensen, deberían estar hoy contentos y orgullosos de que nuestros jóvenes no estén en las calles viendo como enemigos al sistema.
Hoy estaba leyendo una frase que me impactó, porque me hizo acordar cosas de mi juventud. Los jóvenes que en España decían: nosotros no somos el antisistema, es el sistema el que está contra nosotros. Miren que maravilla es la Argentina que ha generado un proyecto político donde todos los jóvenes se sienten parte. Quiero también decir que me siento profundamente orgullosa, pero déjenme decir algo de ustedes, de todos los militantes que junto a estos tres compañeros en forma inédita en la República Argentina y en la política dieron un ejemplo de organización y de participación popular pocas veces vista. Pensar que desde ámbitos ajenos a la política siempre se estigmatizó a la política en general, independientemente de los partidos políticos en los cuales militemos, siempre se estigmatizó como que era el lugar donde se peleaban como perros y gatos por las candidaturas y que no podían compartir porque en realidad solamente tenían ambiciones y querían llegar a los cargos y no le importaban las ideas, los objetivos o los proyectos. Y curiosamente lo decían desde los sectores que condenaban a la política y si uno lo mira a esta ciudad de Buenos Aires, Dios mío, me parece que esta vez dimos el ejemplo desde la política ¿no?
Y también comprender lo valioso de lo colectivo sobre lo individual: esto también fue una demostración de una construcción colectiva. Porque yo estoy absolutamente convencida y lo charlaba con los tres (Filmus, Tomada, Cabandié) y les decía que hoy tenemos este volumen, esta construcción en Capital, porque hemos podido demostrar que podíamos hacer algo colectivo y que lo que luego había que decidir era quiénes llevaban adelante ese proyecto y esa construcción colectiva. Acá no hay elegidos o elegidas, acá no hay candidatos o candidatas, acá hay un proyecto colectivo que queremos llevar adelante como lo hemos llevado en el país para transformar, para cambiar la vida a la gente, para mejorársela.
No es casual que estén en estos tres hombres que hoy encabezan la jefatura, la vicejefatura y Juan, a quien recuerdo cuando conocí, un día muy caluroso, el 24 de marzo de 2004, cuando Néstor fue, y lo acompañé, a recuperar la Escuela de Mecánica de la Armada, el lugar donde había nacido Juan. Para nosotros, los derechos humanos, uno de los pilares de esta construcción colectiva. La de Carlos Tomada, ocho años ministro de Trabajo, el trabajo que fue uno de los ejes, una de las construcciones vitales de esa Argentina devastada, de la que nos enorgullecemos de haber generado millones de puestos de trabajo y, además, durante la peor crisis que se recuerde en la historia del mundo, salir fundamentalmente a cubrir los baches, a cubrir el vacío que se producía desde el capital, para desde el Estado, una vez más, porque siempre a la hora de las pérdidas es el Estado el que sale a poner la mano, el hombro y los recursos para que no fueran despedidos los trabajadores. Y Daniel, que fue ministro de Educación durante la gestión de Él, donde logramos también uno de los objetivos fundamentales: por primera vez en la República Argentina una ley garantiza que por lo menos el 6% del Producto Bruto Interno debe estar destinado a la educación. Y fuimos más allá, estamos casi en un 6,5% destinado a la educación. Por eso la educación, el trabajo y los derechos humanos, ejes fundamentales de este proyecto, que sin lugar a dudas tiene que contar con una economía como la que hemos construido también en estos años, hubiera sido imposible poder abordar estas tareas sin la administración de los recursos de Estado como lo hemos hecho.
Y fundamentalmente, la construcción de la política, el retorno de la política finalmente a la República Argentina, en su símbolo, la Casa Rosada, donde el que está, o la que está en este caso, ungido o ungida por la voluntad popular, hacen honor a esa voluntad popular.
Por eso yo quiero decirles a todos, que tenemos los argentinos en general y los porteños en particular que tenemos una oportunidad histórica de construir un país sin antinomias, donde podemos ser diferentes pero no quiere decir que tengamos que tener objetivos distintos. Los argentinos tenemos que saber que cualquiera sea el lugar en que vivamos, la Capital Federal o Jujuy o Tierra del Fuego, los objetivos de un país con uno solo y para todos, porque formamos parte de la Argentina. Ser parte, de eso se trata, ser parte. Durante mucho tiempo nos han querido convencer con intereses que apuntaban a la división, en que algunos somos mejores que otros, unos más instruidos que otros, otros más leídos que otros, y yo creo que hay que ser muy instruido para darse cuenta que en la unidad nacional y en la articulación de las fuerzas de cada uno de los distritos junto a un gobierno nacional que empuja, que desendeuda al país, que genera puestos de trabajo, que genera los emprendimientos culturales más importantes de los que se haya tenido memoria, no solamente en materia de construcción de obra pública, sino en eventos culturales que definen la identidad de un pueblo, eso es cultura, no solo colgar una cuadro en una galería de arte. Generar cultura es identificar a un pueblo, a una sociedad, con sus símbolos, con su historia, y en esa identidad común reconocerse parte de algo colectivo, de algo superior.
Quiero decirles que yo voy a poner todo mi esfuerzo para ayudar que estos hombres y estas mujeres puedan llevar adelante en la Ciudad de Buenos Aires, en nuestra Ciudad de Buenos Aires, la de todos los argentinos, no lo olvidemos nunca. Saben por qué es grande, porque es de todos los argentinos, por eso es grande, porque los argentinos la elegimos como Capital. Nos enorgullece cuando vienen de afuera y la reconocen una ciudad maravillosa, y nos enorgullecemos cuando van a mi provincia y ven los glaciares y también cuando van al norte y ven las Cataratas, y cuando van a Jujuy y ven la Puna. El país, la Argentina, eso es lo que queremos traer en este proyecto también aquí.
Finalmente, quiero agradecer, no a los que están aquí sentados, a los que están en las tribunas, a los que están afuera con las banderas, a esos miles y miles de argentinos y argentinas que participan, que trabajan, que construyen, que discuten, que debaten, que flamean las banderas, a los jóvenes, a las mujeres, a los intelectuales, a los artistas, a todos, son parte de este proyecto que es el proyecto, yo estoy segura, de todos los argentinos, aún de los que todavía no se han dado cuenta. Vamos por más, siempre.
Gracias y mucha pero mucha fuerza. Gracias.
Discurso de la Presidenta de la Nación en la presentación de los candidatos del Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires.
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