lunes, 25 de junio de 2012

El desafío del movimiento obrero, por Juan Carlos Dante Gullo


El movimiento obrero en la Argentina tiene una connotación y un rol muy importante. Es un actor muy significativo y, en momentos, determinante. Junto a la clase trabajadora fue y sigue siendo para el Peronismo “el sujeto de la historia”.
El Peronismo es sinónimo del hecho más revolucionario de nuestra historia contemporánea. El coronel Perón, primero desde la Dirección y luego desde la Secretaría de Trabajo, hace, dice, decreta y postula que hay una sola clase de hombres: “los que trabajan”. Hace, dice, decreta y postula, en su Quinta, de las veinte verdades peronistas: “En la nueva Argentina, el trabajo es un derecho, que crea la dignidad del hombre; y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume”. El paradigma peronista sólo se entiende en un país que produce y genera trabajo. El 17 de Octubre del 45, por encima de otros cargos, define su condición de “trabajador” ante una Plaza que, mayoritariamente, la componían trabajadoras y trabajadores.
El Peronismo es la revolución urbana, proletaria y popular más agresiva y contundente de la historia de la Argentina y de la región. Perón es el primer trabajador. Evita su abanderada. La clase, los trabajadores, son la columna vertebral del Movimiento Peronista. Pero la clase, nuestra ideología y doctrina, sólo se entiende en un país con proyecto emancipador, inclusivo, igualitario y un pueblo libre.
Sólo pensando en colectivo se entiende la trascendencia de este actor político. De ahí la necesidad de que los dirigentes estén a la altura de la circunstancias. La historia, resistencia y luchas del Peronismo son ejemplificadoras para entender la relación entre la conducción, los dirigentes y las bases que han de representar y expresar.
De la mano de la modernización e industrialización se generaron millones de puestos de trabajo. Y una dirigencia que, participando y acompañando las nuevas conquistas, fue el factótum de la defensa de Perón y el Peronismo y de la idea de un país para todos.
La historia y lucha del Peronismo determina el quién es quién entre los dirigentes, muchos de estos a veces negadores y entreguistas de nuestras reivindicaciones, demandas, estrategias y objetivos de clase.
En los 70, Perón era más que claro. “O con los dirigentes a la cabeza; o con la cabeza de los dirigentes”. Y nos ilustraba con su séptima verdad: “Ningún peronista debe sentirse más de lo que es, ni de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca”.
Cuando la crisis argentina de 2001 parecía disociación, caída libre y terminal, nuevamente desde las conductas y convicciones se genera el rescate del país. Se lo pone de pie. Y otra vez el Peronismo, sus conducciones, se recuestan en el pueblo y su soberanía.
La política, de la mano de Néstor Carlos Kirchner, oxigena al Peronismo y a la Argentina. Cristina, su sucesora, es la continuidad y profundización de nuestro objetivo de liberación, igualdad y libertad. Hoy, su tarea y rol, no sólo hay que acompañarlo, sino defenderlo, incluso deponiendo actitudes que vayan en contra del conjunto.
Más de cinco millones de nuevos puestos de trabajo, la recuperación de la industria, el desarrollo científico y tecnológico, el trabajo en blanco, la vigencia de una legislación de avanzada, la recuperación de sectores claves de la economía, la igualdad de oportunidades, que significa crecimiento con inclusión social; son más que suficientes para generar los cambios acordes con la nueva realidad.
Las nuevas generaciones de trabajadoras tienen que ir asumiendo los compromisos de la hora. Los dirigentes que no vean estos cambios no sólo quedarán mal expuestos sino que terminarán aislados. En esta situación ninguna puja personal o sectorial puede atentar contra los intereses de la Nación.
Nuestra Presidenta nos convoca a la unidad y su objetivo es pensar en los 40 millones de argentinos.El movimiento obrero está ante un gran desafío: corresponder a la historia o ir a contramano de ella. Lo que va a significar que ciertos dirigentes pasen, pero el pueblo queda defendiendo a sus líderes. Y lo dice la última de las verdades peronistas: “En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo”.

*Diputado de la Ciudad de Buenos Aires, vicepresidente 2º de la Legislatura.

No hay comentarios:

Free counter and web stats