martes, 20 de abril de 2010

'La Metropolitana esta más para vigilar que para proteger'












Dante Gullo, diputado nacional de la Ciudad por el Frente para la Victoria critica la falta de políticas de derechos humanos del macrismo y dice que la nueva Policía no está al servicio de los ciudadanos.

¿Está de acuerdo con el posible juicio político a Macri?
Estoy de acuerdo en que actúe la Justicia. Macri es el responsable de que se haya constituido una suerte de Policía Metropolitana que, a la luz de lo que está pasando, ya no es ni Policía ni Metropolitana. Significó y sigue significando un gran dolor de cabeza que no está al servicio de la ciudadanía. Y ha acumulado desde el ex jefe de la Policía Jorge Fino Palacios hasta ahora casos de prontuarios que son muy contradictorios y nos obligan a abrir los ojos. Y, en el medio, están las escuchas ilegales. Crearon a un cuerpo más para vigilar y hacer inteligencia que para proteger.

¿El Gobierno de la Ciudad aprendió algo? ¿Se le puso algún límite después de escándalos como el de Fino Palacios o las pistolas Taser?
Por suerte ciertos elementos de la oposición están brindando tranquilidad y propuestas para poner al descubierto que Macri no aprendió nada. Cree que seguimos viviendo en una realidad en donde las minorías pueden hacer y deshacer a piacere, teniendo como un espejo la vuelta a un pasado represor que superamos y queremos seguir superando con los juicios, la memoria, la verdad y la justicia.

¿La Ciudad tiene que tener una policía propia?
El instrumento, tener una Policía Metropolitana, en sí mismo no es ni bueno ni malo, puede ser muy bueno. Pero tiene que ser una policía acorde con la posibilidad de hacer prevención, solidaria con los vecinos, complementaria a la Federal, capaz de realizar una integración en algunos aspectos para decirle a los vecinos "juntos podemos más", dentro de marcos democráticos y pluralistas.

¿Cómo concibe el tema de la seguridad y en qué difiere con Macri?
La seguridad es un concepto integral, no es un esquema en donde hay buenos y malos y, casualmente, para este Gobierno PRO los malos son los sectores populares y lo que hay que erradicar son chicos o chicas que aparecen como negritos o desalineados. Este es un concepto racista, discriminatorio, de una mentalidad represiva y elitista que no brinda ninguna posibilidad de superación de trabas que hoy tenemos.

¿Considera que la reforma al Código Contravencional de la Ciudad que impulsa el PRO es represivo?
Absolutamente. Esta política de Macri no es de ahora; él, mucho antes de la campaña, ya había establecido, cuando se analizaba el tema de la crisis económica y de los cartoneros -gente de nuestro pueblo que tenía ese recurso como única posibilidad de subsistencia- la limpieza sanitaria, un concepto tremendo, racista.

¿Cuáles son las perspectivas del kirchnerismo para el 2011 en la Ciudad?
Yo creo que tenemos un gran desafío. Buenos Aires tiene que ser repensada en términos urbanísticos, puede pensar en ser una ciudad en donde el norte y el sur estén totalmente integrados, una ciudad moderna, inteligente, que abra el espacio público, la cultura, que no es algo suelto de la región metropolitana y del resto de las regiones de la Argentina. Desgraciadamente, hasta ahora no logramos ver cómo tomamos lo que se está haciendo en la Nación e impulsarlo con vehemencia en la Ciudad. Nosotros tenemos una deuda con el peronismo de la Ciudad, con la conciencia de esta ciudad y con las ganas de transformarla.

¿Cree que el peronismo puede ganar en la Ciudad?
Contrariamente a lo que se dice, los hombres y mujeres de la Ciudad no son ni conservadores ni reaccionarios. Es necesario preguntarnos por qué discutimos que el peronismo nunca ganó cuando fue Buenos Aires la que nos dio nuestro nacimiento y razón de ser. No se puede entender el 17 de octubre sin lo que significa un proceso de industrialización, de reurbanización que coloca un nuevo actor dentro de lo que es el marco histórico argentino: el 17 de octubre, cuyo símbolo es la Plaza de Mayo.

Militó en la JP en los años 70, ¿sus horizontes políticos son los mismos que los de entonces?
No, son más ambiciosos ahora.

¿Por qué?
El desafío es generar nuevamente las condiciones de cambio y hacer de ese cambio una política no sólo más permanente sino más consolidada, que integre a todos los hombres y mujeres en un plano de igualdad, libertad y participación.

En el nivel nacional, ¿cómo evalúa el accionar de la Justicia en relación con los Derechos Humanos?
En algunos casos, lenta. En otros, hay sectores de la Justicia que son cómplices del pasado y siguen siendo cómplices en este presente, porque están tapando los crímenes de lesa humanidad y a quienes los cometieron.

¿Qué debe hacerse desde el Gobierno?
El Gobierno tiene que atender a una sociedad que está expectante de verdad y justicia y que exige conductas y coherencia con el tema de los derechos humanos. No sólo en función de lo pasado sino además en cuanto a denuncia y difusión de lo que significa hoy por hoy el respeto a los derechos humanos y a llevar en términos de gobierno, legislación o propuesta todo lo que se relaciona con la defensa irrestricta de los derechos económicos, sociales y culturales.

¿Cuáles son las heridas que dejó la dictadura en la Ciudad?
Esta Ciudad está muy marcada por lo que significó el pasado represor. Incluso el 2001 todavía sigue estando muy abierto, como sigue estando abierto Puente Avellaneda, no podemos pensar la Ciudad como una burbuja, Kosteki y Santillán están ahí todavía. Buenos Aires está repleta de árboles que expresan un compañero detenido desaparecido, placas que significan un fusilado o muerto, casas donde fueron las patotas a allanar y reprimir, parques y calles en donde la lucha de nuestro pueblo marcó su impronta.

¿Qué opina del papel de Proyecto Sur?
Yo creo que a Proyecto Sur y Pino Solanas los consideran ahora como la izquierda, y habría que discutir qué significa la izquierda. Yo creo que Proyecto Sur no es distinto a lo que estamos acostumbrados a observar en esta última década, apariciones impulsadas mediáticamente o por el humor, que no surgen de una identidad o conciencia que exprese representaciones articuladas, organizadas, y hasta puede ser un voto volátil. Eso no desmerece la trayectoria o ganas de algunos de sus dirigentes. Pero habría que analizar seriamente qué es la izquierda, si ser de izquierda significa mirar para otro lado con la 125, justificar lo injustificable, ir al lado de la Sociedad Rural, jugar a paso tranquilo y no hablar de la Ley de Medios Audiovisuales para no irritar a algunos amigos del multimedio, que además te dan tapa o nota. Si eso es la izquierda, te regalo lo que es la derecha.

¿Cómo se podría destrabar el conflicto con la oposición en el Congreso?
La oposición va a tener que hacer un replanteo de cuál es su estrategia política. Para ello hay que tener objetivos y para tenerlos, hay que tener un proyecto. Creo que estamos en un momento bisagra, en el que incluso parte del oficialismo se encuentra en una situación incómoda, porque solo no puede enfrentar un proceso de grandes cambios que exigen consenso.

KARIN MILLER REDACCIÓN Z

No hay comentarios:

Free counter and web stats